El pez cebra ha sido esencial en avances significativos en la investigación biomédica. En 2005, Keith Cheng y su equipo clonaron el gen slc24a5 responsable de la pigmentación anormal en el pez cebra dorado mutante, revelando su importancia en la síntesis de melanina en células de la piel humana y de peces, así como su relación con variaciones en el color de piel humana.

En 2011, el laboratorio de Leonard Zon utilizó embriones de pez cebra para identificar una prometedora terapia para el melanoma, encontrando medicamentos, como la leflunomida, que desaceleraron el crecimiento de células relacionadas con el melanoma.
El pez cebra es valioso para modelar enfermedades hereditarias humanas al permitir la reproducción de estados de enfermedad mediante la microinyección de embriones tempranos y el uso de mutantes genéticos, como el modelo de distrofia muscular de Duchenne, que muestra respuestas anormales al tacto.

Debido a su rápido desarrollo del sistema inmunológico tras la fertilización, los embriones de pez cebra son útiles en la investigación de enfermedades infecciosas, incluyendo la inyección de bacterias para observar la respuesta del huésped en tiempo real utilizando líneas transgénicas con macrófagos fluorescentes.

La transparencia de los embriones de pez cebra también los hace ideales para la optogenética, una avanzada técnica de neurociencia. Los investigadores pueden diseñar embriones que expresen proteínas en neuronas específicas, lo que les permite activar ópticamente las células y determinar su función en circuitos neuronales. Estos avances resaltan la versatilidad y el valor del pez cebra en la investigación biomédica.

Fuente: JOVE

 

top